Vídeo: Michaela Kiersch encadena Era Vella, 9a, Margalef
Una productiva visita de 1 mes de Michaela Kiersch a Margalef culmina con su segundo 9a+, Víctima Perfecta, y con la escalada de Era Vella, 9a. Aquí está el vídeo de la 2ª.
El fotógrafo y alpinista Javier Camacho nos muestra sus fotos y nos da sus consejos.
En Luces de Montaña, Pasión por la Fotografía. Guía y consejos para fotógrafos de montaña, Javier daba muchos consejos, mostraba sus excelentes imágenes, y explicaba su forma de trabajo.
En Luces del Norte también da muchos consejos, nos muestra sus excelentes imágenes, y nos explica su forma de trabajo...para conseguir las mejores fotos de Auroras Boreales.Hace 8 años que vi las luces del norte por primera vez. Fue en Alta (Noruega), y desde entonces se han convertido en un motivo de peregrinaje para mí. Volví a verlas en Tromso, en las Lofoten, y este año viajé en su busca hasta Finlandia, a los Parques Nacionales de Riisintunturi y Oulanka.
Cuando una eyección de masa solar choca con los polos de la magnetosfera terrestre, produce una luz difusa que se proyecta en la ionósfera. Ocurre que los protones y electrones, guiados por el campo magnético terrestre hasta incidir en la atmósfera cerca de los polos, chocan con las moléculas de oxígeno y nitrógeno. La energía de la colisión energiza a esos átomos a tales niveles que acaban devolviendo parte de esa energía en forma de luz visible.
Comienzan como un arco muy aislado y alargado que se va extendiendo en el horizonte, generalmente en dirección este-oeste. Cerca de la medianoche, (entre las 23 y las 2am es el momento más propicio para poder verlas) el arco suele comenzar a incrementar su brillo, formándose ondas o rizos y también estructuras verticales que se parecen a rayos de luz muy alargados y delgados. De repente, en un momento mágico, la totalidad del cielo puede llenarse de bandas, espirales, y rayos de luz que tiemblan y se mueven rápidamente de horizonte a horizonte.
La actividad de una aurora boreal puede durar desde unos pocos minutos hasta horas. Cuando se aproxima el alba todo el proceso parece calmarse y tan sólo algunas pequeñas zonas del cielo aparecen brillantes, hasta que llega la mañana.
Esto es lo que puede ocurrir en una típica noche de auroras boreales, pero nos podemos encontrar múltiples variaciones sobre el mismo tema.
El oxígeno es responsable de los dos colores primarios de las auroras: el verde/amarillo y el rojizo. Normalmente son mucho más frecuentes las de color verde/amarillo.
Suelen ser visibles de octubre a marzo, pero los mejores meses para verla son enero y febrero; las bajas temperaturas provocan unos cielos muy limpios y sin bruma.
Es conveniente ir unos cuántos días, cuantos más mejor. Puede ocurrir que estemos esperando una semana para ver una aurora boreal y esta no aparezca, o que el día que ocurra haga mal tiempo y las nubes frustren nuestras expectativas. Suele decirse que hay que evitar los días de luna llena, por exceso de luz en el cielo, pero el día que aparecieron este año había, y las vimos perfectamente.
Podemos encontrar ayuda sobre los probabilidades de que las auroras hagan acto de presencia en lugares como www.gedds.alaska.edu/AuroraForecast/, o la aplicación para Android My Aurora Forecast. Esta última es especialmente fiable, y a mi me ha ayudado mucho en mis dos últimas visitas.
La predicción meteorológica, también tan importante, podemos verla en esta web.
Es fundamental al menos desde mi punto de vista, tratar de dirigirse a alguna población pequeña y alojarse lo más lejos del núcleo urbano. Así evitaremos la contaminación lumínica. Además, no es lo mismo ver (y mucho menos fotografiar) una aurora boreal en un entorno natural tan mágico como son los bosques y montañas del gran norte que en un lugar habitado.
El alojamiento es importante. Mejor si está ya integrado en la naturaleza y no nos obliga a recorrer largas distancias hasta nuestro lugar elegido, porque las horas de espera pueden ser muchas, sin movimiento, y a -15ºC. Si sirve mi ejemplo, suelo montar guardia desde las 19:00 a las 4:00am. Eso son 9 horas al raso con esas condiciones, y tener el alojamiento al lado puede ir muy bien.
Lo que yo suelo hacer es viajar por la mañana con mi coche alquilado en busca de las mejores localizaciones, y conseguir la logística. En mis dos últimas visitas he dormido unos cuantos días en tienda de campaña, para poder estar en los lugares que consideraba mejores para mis fotos.
En mi caso llevo prácticamente las mismas prendas de pluma que mi patrocinador, los británicos de Rab Equipment, me da para las expediciones al Himalaya.
La Olympus OMD EM1 Mk II es ideal para este tipo de viajes. Por su excepcional portabilidad dado su poco peso, por su buen comportamiento en fotografía nocturna y porque está sellada contra la humedad y las temperaturas extremas, es muy buena para hacer fotos en las condiciones ambientales de la montaña y la naturaleza en invierno. Como digo, pude comprobar esto empleándolas sin problemas en la cima de la 1ª y la 4ª montaña más alta del mundo, y me dan mucha confianza en estas situaciones tan complicadas.
Además, las Olympus tienen dos funciones que no da ninguna otra marca, y que permiten una creatividad y comodidad excepcionales en la fotografía nocturna: Live Time y Live Composite.
El Live Time, con el que hice la mayoría de las fotos de auroras boreales este año, permite, en una larga exposición, ver en tiempo real cómo se va exponiendo la fotografía tanto en pantalla como en histograma. Cuando consideras que está correcta, terminas la foto, impidiendo que salga oscura o excesivamente quemada.
Tiene algo del encanto del revelado en laboratorio. Aquel momento en el que, días después de la toma, y tras el revelado del negativo y el cálculo del tiempo de exposición del positivo, introducías el papel en el revelador, y llegaba la magia mientras la imagen iba apareciendo poco a poco.
El Live Composite da un paso más que el Live Time. Explicado a grandes rasgos: vemos también a tiempo real como se conforma la imagen y el histograma, pero con una diferencia: cuando una zona de luz ya está bien expuesta, automáticamente la ignora, y solo añade las luces nuevas.
Es excelente para, por ejemplo, una foto del cielo nocturno con una casa o iluminación en primer plano, ligthpainting, circumpolares, fuegos artificiales.
Yo llevaba dos grandes angulares muy luminosos y sellados contra el frío y la humedad: un Zuiko Fisheye 8 mm PRO f/1.8, muy útil para este tipo de fotografía, (equivalente a un 16 en 35 mm), y un Zuiko 7-14 f/2.8 PRO, imprescindible para fotografía de paisaje y foto nocturna, equivalente a un 14-28.
Además de los 2 objetivos anteriores, también llevaba un objetivo muy polivalente, el 12-100 f/4 PRO, equivalente a un 24-200 para el resto de fotos en el día a día en mis rutas por los Parques Nacionales de Finlandia.
Lo soluciono de otra manera: llevo insertada en mi teléfono móvil una tarjeta micro sd Sandisk de gran capacidad, 200 GB, para hacer una copia de las fotos a través de un lector de tarjetas, y además hago una segunda copia de seguridad en un disco duro sólido Gdrive Mobile SSD de 2 TB que es asombrosamente pequeño y ligero. En este disco también llevo varias películas y música para hacer más llevaderos los tiempos de espera.
Puede ser duro estar tantas noches árticas a la intemperie, pero el premio merece la pena. Y evidentemente, cuantas más aguantemos, más fácil será tener la suerte de nuestro lado. Aquí pasa como a aquel famoso golfista que, consiguiendo un hoyo imposible, escuchó a alguien del público decir: “¡vaya suerte tienes”. A lo que él contestó: “sí, y es curioso: cuanto más entreno, más suerte tengo”.
Y un aviso: es un espectáculo casi sobrenatural, y como tal, engancha.
Por mi parte, ya estoy pensando la manera de volver en busca de las Luces del Norte.
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