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3 cimas vírgenes en Cordillera Darwin para el Equipo Nacional Francés de Alpinismo Femenino

El ENAF explora en Tierra de Fuego, Chile.

Llegando a cumbre de Cerro Akila. Foto: FFME
Llegando a cumbre de Cerro Akila. Foto: FFME

Fuente: FFME (Fédération Française de la Montagne et de l'Escalade)

Las jóvenes alpinistas del ENAF (Equipe Nationale d'Alpinisme Fémenine Française) Florence Igier, Johanna Marcoz, Marion Pravin, Maud Vanpoulle, junto a dos instructores (Antoine Pêcher y Gael Bouquet des Chaux), han conseguido 3 cimas vírgenes en la remota Cordillera Darwin, situada en la Tierra de Fuego, Chile.

La Cordillera Darwin, de unos 180km de largo por 50 de ancho, es una de las menos visitadas del planeta. Su clima puede calificarse sin duda de horroroso; el equipo del ENAF llegó el 25 de septiembre a la montaña, y de los 18 días que permaneció en ella, les llovió continuamente durante 16.

Es la tónica habitual. Rodeada por mares y canales (Océano Pacífico al oeste, Estrecho de Magallanes al norte y el Canal de Beagle al sur), plagada de fiordos, es accesible solo en barco, y no de forma sencilla: la navegación es muy complicada, porque el Estrecho de Magallanes está atravesado por grandes corrientes y, a menudo, por vientos violentos.

Sus objetivos venían marcados por la información y los mapas del chileno Camilo Rada, uno de los mayores expertos en la zona, y viejo conocido de las lectoras y los lectores de Barrabes. Podéis recordar noticias y reportajes sobre la 1ª ascensión invernal y 2º histórica al Monte Sarmiento, o la 1ª histórica al Volcán Aguilera, entre otras.

Camilo dibujó un mapa con las aproximadamente 30 expediciones que se han internado en la zona en los últimos 50 años, y a través de él y de fotos que el GMHM (Grupo Militar de Alta Montaña francés) realizó en una expedición en 2011, consiguieron identificar dos picos sin nombre ni ascensiones que les parecieron particularmente interesantes, accesibles desde el fiordo Finlandia, lugar por el que llegó la 1ª expedición a la Cordillera, dirigida por Shipton, en 1962.

El ENAF en Darwin. Cumbres, mar y fiordos. Foto: FFME
El ENAF en Darwin. Cumbres, mar y fiordos. Foto: FFME

Por mucha preparación que se realice, en Darwin todo son incógnitas. A veces ni siquiera puede realizarse la aproximación a la montaña por la vegetación que parte del mismo mar. Finalmente, y tras instalarse construyendo una cabaña para protegerse de la lluvia que jamás cesa, consiguieron llevar hasta un punto en el interior el material necesario, mientras regresaban a la cabaña bloqueados durante 3 días por la intensa lluvia. “La progresión hacia las cumbres en este bosque entre la selva y el pantano fue muy complicada para nosotros. Cada metro ganado requería un esfuerzo tremendo”, afirma Antoine Pêcher a la Federación francesa.

El 30 de septiembre salieron con la intención de ascender dos cumbres sin dificultad técnica que les permitieran ver con claridad sus verdaderos objetivos. Ya habían comprobado que, cerca de la costa, y debido a la humedad, la nieve estaba más compactada de lo habitual en Alpes, lugar en donde suelen trabajar los equipos, y el riesgo de avalancha era menor. “Nos permitieron ver toda la Cordillera, y pudimos observar los picos. El tamaño de Darwin es enorme. Su masa glacial es equivalente a la de los Alpes. El macizo contrastaba con el mar, la foto era sublime.”

Bautizaron las dos cumbres como Cerro Nylandia (1.114m) y Cerro Fernando (1.044m), en honor al marinero que les llevo en barco.

Llegando a la cima de Cerro Fernando. Foto: FFME
Llegando a la cima de Cerro Fernando. Foto: FFME

Finalizada esta primera ventana de buen tiempo, tocó esperar de nuevo dos días. El 3 de octubre partían hacia otra montaña innominada.

Después de otros dos días atrapados en el campamento base debido al mal tiempo, el 3 de octubre, el grupo partió hacia otra cumbre. Con una larga y complicada aproximación por vegetación densa y nieve recién caída, llegaron cerca de cumbre sin visibilidad y con muy mal tiempo, y allí se quedaron horas buscando cómo superar los últimos 50 metros; se tuvieron que retirar a 30 metros de cumbre. “En esos momentos te das cuenta de la gran diferencia entre abrir una vía o repetirla. En la apertura es imposible saber qué te vas a encontrar, o si vas por el sitio correcto”, afirma Antoine Pêcher.

Tentativa a cumbre. Foto: FFME
Tentativa a cumbre. Foto: FFME

El 9 de octubre partieron hacia el 2º objetivo del gran macizo, una pirámide de hielo y nieve, pero vientos de hasta 100 kilómetros por hora les rechazaron a 650 metros de cumbre. Al día siguiente decidieron regresar a la primera montaña, la que las había rechazado a 30 metros de cumbre, y encontraron el camino. “Apenas cabíamos las 6 en la cima. Se abrió un claro y nos permitió tener una vista del glaciar Marinelli, desde el que GMHM había tomado las fotos que nos habían hecho hecho llegar hasta allí. Un instante conmovedor.” Lo llamaron Cerro Akila (hielo en la lengua Yagan).

En la cima de Cerro Akila. Foto: FFME
En la cima de Cerro Akila. Foto: FFME

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