Vídeo: Michaela Kiersch encadena Era Vella, 9a, Margalef
Una productiva visita de 1 mes de Michaela Kiersch a Margalef culmina con su segundo 9a+, Víctima Perfecta, y con la escalada de Era Vella, 9a. Aquí está el vídeo de la 2ª.
Importante elemento de seguridad.
No hace tantos años que la visión de un casco de esquí en las pistas de alpino era algo exótico. Prácticamente no se usaban. No era una excepción: tampoco los usaban los alpinistas, escaladores, ciclistas e incluso, un poco más atrás, los motoristas.
Pero poco a poco la labor didáctica fue dando sus frutos, y los esquiadores se concienciaron de la necesidad de usar algo que, en cualquier momento, nos puede salvar la vida, o evitar las secuelas de un grave accidente.
Hoy en día el uso de los cascos de esquí alpino es masivo. En algunos lugares de Canadá y Estados Unidos su uso es obligatorio en pistas; en otros como Polonia e Italia es obligatorio para los menores. Aunque aún no se ha materializado en hechos, no hay año que los rumores no anuncien la inminencia de que esta obligatoriedad se aplique en toda la Comunidad Europea.
Antes de comenzar, recordar que un casco no es un talismán que nos protege de todo mal. Minimiza los efectos, pero no es milagroso. Debemos evitar que el hecho de llevar casco nos de una falsa sensación de seguridad que nos haga bajar la guardia y tomar riesgos innecesarios. Es algo que está estudiado, y tiene hasta un nombre: homeostasis del riesgo. O cuando reducir un riesgo implica un aumento del riesgo.
Pero, ¿qué debemos tener en cuenta a la hora de elegir un casco de esquí? Puesto que el motivo de su uso es la seguridad, comenzaremos hablando sobre ella y la normativa.
También existe alguna otra norma, como la estadounidense Snell 98, apenas usada.
Para conseguir la homologación hay que pasar por una serie de rigurosas pruebas de laboratorios independientes homologados. Como todas las de cualquier norma europea, están reguladas hasta el mínimo detalle, y garantizan que todos los cascos que cumplen la normativa cumplen los requisitos básicos de protección exigidos.
¿Y qué miden estas pruebas para considerar que un casco es lo suficientemente seguro como para que pueda estar homologado?
Son 6 puntos básicos:
Hay alguna diferencia entre la prueba estadounidense y la europea; hay cascos que pueden tener la doble homologación, pero para que sea permitida su venta en Europa, deben contar con la norma EN.
Con respecto a la norma FIS, tiene requisitos más duros, puesto que es la empleada por los competidores. Hay cascos destinados al público que la cumplen. Lo más importante que hay que conocer sobre ella es que las pruebas se hacen simulando mayor velocidad, y que tiene mayor exigencia en la zona frontal, siendo similar a los de tipo A las zonas laterales, traseras y superiores.
¿El motivo? Los continuos golpes con los palos y puertas que reciben que se reciben en la frente durante la práctica de algunas disciplinas (slalom, etc)
Básicamente, y por resumir, un casco, en cuanto a seguridad:
Ambos pasan la misma prueba de impacto, pero diferentes pruebas de penetración.
Sin embargo, su principal diferencia radica en la diferente cobertura craneal de ambos:
Para un esquiador medio, un casco de tipo B es totalmente suficiente. Su esquí no necesita el plus de un casco más integral, y así evita la menor ventilación y posible incomodidad de un casco de tipo A.
Sobre esto, hay que decir una cosa: el mejor casco es el que se lleva puesto. Pensemos que un esquiador profesional usa el casco durante unos minutos de competición, mientras que es posible que nosotros lo necesitemos durante largas horas. Si nuestro casco nos va a molestar, y en ocasiones, si consideramos que el riesgo es menor, hay zonas en las que nos lo quitamos, los posibles beneficios de un casco de mayor protección desaparecen, y de hecho crean un riesgo mayor que no tendríamos con uno de tipo B.
Los esquiadores más avanzados si que podrán optar a la mayor protección de un casco de tipo A.
Un truco: una vez colocado y ajustado, si movemos el casco con las manos, la piel y cabellera deberán moverse con él. Si el caso se mueve solo, es demasiado grande; si la presión “suelda” la piel y cabellera a la cabeza, impidiendo o casi impidiendoque se mueva, es demasiado pequeño.
Una vez elegida la talla, usaremos las ruedas de ajuste y la longitud de las cintas hasta que se acople perfectamente a nuestra cabeza. La giraremos, haremos movimientos, y no deberá moverse.
La mayoría de marcas sacan colecciones conjuntas que garantizan compatibilidad total. En otro caso, como decimos, casi siempre podremos usar nuestras máscaras y casco, pero es bueno que, al comprar un casco, intentemos probárnoslo con nuestras máscaras, y viceversa.
Con respecto a esto, se están sacando al mercado cascos con máscara tipo aviador, integrada en el mismo, que puede colocarse o quitarse según la necesidad.
Por eso recomendamos a la mayoría de esquiadores cascos de tipo B: la protección es adecuada para sus circunstancias, y no tienen los inconvenientes de los de tipo A. El principal: el calor.
Una última nota: los cascos de Freestyle o de Snow Park suelen ser de tipo B, y no llevar ventilaciones.
En casi todos los modelos de calidad y marcas contrastadas el peso está muy contenido, siendo las gamas altas las más ligeras, pero siendo las gamas bajas bastante ligeras también.
Un casco más pesado nos resultará molesto: el esquí es un deporte atlético y a lo largo del día acabará molestando.
Tienda web: www.barrabes.com
Tiendas Barrabes: Barcelona, Benasque, Jaca, Madrid O'Donnell, Madrid Ribera de Curtidores, Zaragoza.
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