Vídeo: Michaela Kiersch encadena Era Vella, 9a, Margalef
Una productiva visita de 1 mes de Michaela Kiersch a Margalef culmina con su segundo 9a+, Víctima Perfecta, y con la escalada de Era Vella, 9a. Aquí está el vídeo de la 2ª.
Vivac: una de las experiencias más inolvidables que podemos vivir en la montaña. En este artículo encontrarás todos los consejos necesarios para vivir la experiencia.
Vivaquear es siempre una experiencia inolvidable.
A veces noches deseadas y preparadas, a veces imprevistas y forzadas por las circunstancias. A veces cómodas, a veces infernales. A veces bajo las estrellas, a veces con tienda. A veces con saco y funda, a veces sin nada. Pero una cosa es cierta: siempre se recuerdan como algunas de las experiencias más intensas vividas en las montañas.
“En un principio nuestra idea era la de dormir en el pequeño vivac de lata que hay en la cumbre del Monte Kenya, pero un incidente durante la escalada del Couloir del Diamante cambiaría los planes. La noche se nos echó en el collado entre las dos cumbres del Monte Kenya, a 5.144 metros de altura. Félix y yo subimos hasta la cumbre con el fin de encontrar el vivac de emergencia en medio de la noche, pero nos fue imposible localizarlo en medio de la oscuridad.
Estábamos cansados después de una larga jornada de escalada y con un compañero herido. Nos encontrábamos seguros, con la idea de subir a la cumbre e iniciar desde ella los rápeles de descenso tan pronto como los primeros rayos de sol despuntaran por el horizonte de la sabana africana. Solamente disponíamos de un par de fundas de vivac, así que la idea era la de permanecer lo más juntos posibles con el fin de mantener los cuerpos calientes, en medio de aquella noche de niebla helada, húmeda y fría.
La idea de bajar al collado y preparar el vivac fue posiblemente una de las mejores decisiones tomadas en mi vida alpina. Una noche dura, pero mágica, en las cimas del corazón de África. Hoy en día los recuerdos de aquella aventura están llenos de camaradería, compañerismo y pasión.”
Nuestro amigo el guía UIAGM gallego residente en Colorado José Carlos Iglesias, compartía en nuestra revista estas palabras hace algún tiempo, sobre su escalada en los años 80 del pasado siglo al Corredor del Diamante, en el monte Kenia, una legendaria reliquia de otro tiempo ya impracticable por el cambio climático. A pesar de los años transcurridos, aquella larga noche, helada y dura, es su mejor recuerdo de una gran expedición.
Un recuerdo que ha sobrevivido a miles de escaladas por todo el planeta como uno de sus mejores momentos de su carrera montañera.
Los vivacs forzados suelen ocurrir en vías largas y complejas, alpinismo técnico, expediciones, etc. Es mejor preverlos, y estar preparados para ellos.
Los premeditados, con o sin nuestra tienda de vivac, y siempre cumpliendo la legislación que los regule en cada lugar, son una de las más intensas experiencias que se viven en la montaña. Ver atardecer y amanecer desde la cima de un tresmil, por ejemplo, es algo que nos acompañará el resto de nuestra vida.
En la última década, el C2C (car to car, de coche a coche), cierta tendencia a la velocidad, entendiendo esta no como rapidez en el movimiento, sino en la actividad, que pasa a ser el único interés ignorando en mayor o menor medida todo lo que la rodea, los han relegado a un segundo plano.
Pero en los últimos tiempos son muchas y muchos los que se están replanteando su relación con la montaña, en algo que hemos dado en llamar como microaventura, o slow mountain. De nuevo, la palabra slow, aquí, no tiene que ver con la velocidad a la que nos movemos -de igual manera que la diferencia entre la fast y la slow food no tiene que ver con la velocidad a la que comemos-, sino con una forma más profunda de entender la montaña, de la que somos fervientes partidarios.
En este artículo vamos a dar algunos consejos que, principalmente, tienen que ver con los vivacs “obligados” más técnicos, estén previstos o no. En cuanto a los vivacs menos técnicos, y al material necesario, tanto para estos vivacs de los que vamos a hablar como para cualquier otro, os recomendamos leer este otro artículo: Travesías en la montaña. Redescubrimiento de la slow mountain: consejos, material necesario
Pero la verdad es que en muchas ocasiones el entramado y longitud de la vía o ruta de ascensión nos obligará a confeccionar vivacs con el fin lograr nuestro objetivo. A veces durante el ascenso, otras veces durante el descenso.
El vivac es sinónimo de ascensión ligera, es decir, sin el uso de campamentos pesados. Pero si decidimos vivaquear durante una escalada o ascensión deberemos de transportar cierto material específico, eso sí, más ligero que aquel material empleado durante el montaje de campos de altura. No cabe duda que normalmente la pernocta en un vivac no es tan confortable que cuando dormimos en una buena tienda con la facilidad de disponer del material de acampada.
En ocasiones dispondremos de material adecuado para pasar la noche, y otras veces no. Por eso es bueno prever la posibilidad de vivaquear antes de comenzar la escalada, con el fin de preparar el equipo necesario y localizar el emplazamiento del vivac en el lugar más seguro y adecuado, intentando de tal manera planificar la ascensión o escalada.
No obstante en ocasiones la escalada se puede complicar, debido a diferentes factores de riesgo, tanto previsibles como imprevisibles:
En ocasiones podremos realmente dormir y otras veces simplemente pasaremos la noche despiertos, esperando por la luz del día. Algunos ejemplos pueden ser los siguientes:
La decisión de realizar un vivac de emergencia o a “pelo” no se debe tomar a la ligera. Hemos de pensar de si estamos capacitados para ello y aceptar las posibles consecuencias. En ocasiones no tenemos la opción de elegir y el vivac es el único camino a seguir.
Una cosa está clara, y es que en situaciones de estrés los humanos somos capaces de reaccionar de manera positiva. Y sobre todo si esos humanos son alpinistas o escaladores. La idea es ser positivos y pensar que una noche a la intemperie es algo que podemos realizar sin tirarnos de los pelos. Eso sí: lo hemos de realizar de manera segura e intentando mantener las fuerzas y el espíritu alto y con el máximo de energía.
En la foto podemos ver un vivac invernal en nieve, colgado con saco.
Para ello nos situaremos cerca de bloques de piedra que nos permitan un mayor abrigo, añadiendo muro de piedra si ello es preciso.
Para construirla buscaremos una ladera en la cual la pendiente se encuentre ente los 30 y 50 grados de inclinación. Debe existir suficiente nieve como para que el techo de la cueva disponga de más de medio metro del grosor. La zona ha de estar protegida de peligro de aludes. Empezaremos cavando hacia arriba en pendiente con el fin de construir la plataforma un poco más elevada que la entrada de la cueva. De tal manera conservaremos más el calor dentro de la cueva, el aire frio irá hacia abajo y el aire caliente irá hacia arriba.
Excavaremos hasta disponer de unas buenas dimensiones, normalmente para dos personas de un metro y medio de largo por dos metros de ancho o dos por dos, para dar un poco más de espacio. Un metro de alto será suficiente para disponer de espacio. Podemos construir la cueva un poco más grande pero hemos de recordar que cuanto mayor sea el espacio más difícil será calentar su interior.
Una vez construido el habitáculo habremos de alisar todos los resaltes existentes en el techo de la cueva para evitar que éste gotee a causa de la condensación. Para una mayor organización podemos construir estanterías con el fin de organizar el material.
La plataforma donde dormimos ha de hallarse por encima del túnel de acceso. A continuación podemos colocar las mochilas en el suelo de la cueva con el fin de aislarnos de la nieve.
Si disponemos de un plástico o manta térmica podemos colocarla en el suelo con el fin de mantenernos secos. La entrada de la cueva la podemos cerrar con un bloque de nieve.
Realizaremos un par de agujeros a través del techo de la cueva con el fin de conseguir una buena ventilación, para ello podemos emplear los bastones de esquí.
Hemos de tener en cuenta que durante la construcción de una cueva de hielo normalmente nos mojaremos bastante por lo cual será preciso disponer de guantes de repuesto.
Otra buena opción para vivaquear en la nieve es la de construir una trinchera de nieve.Excavaremos un agujero de aproximadamente un metro y medio de profundidad y dos metros de largo por un metro y medio o dos metros de ancho, dependiendo del número de habitantes. Al igual que la cueva, cuanto más pequeño más caliente será.
Pisaremos bien el suelo con el fin de conseguir una buena estabilidad. A continuación podemos colocar los bastones de esquí a través de la trinchera, a modo de vigas de soporte, como podemos apreciar en la foto.
A continuación colocaremos un plástico por encima de los bastones y que cubra toda la trinchera. El plástico lo aseguraremos con nieve en los bordes . Con la finalidad de permitirnos el acceso a la trinchera confeccionaremos un pequeño pasadizo. La entrada de la trinchera la podemos cerrar con una mochila o bien con un bloque de nieve. En la foto observamos la trinchera finalizada , con el plástico y la entrada.
Si es necesario podemos también emplear los esquís en el tejado de la trinchera con el fin de conseguir una mayor resistencia. Esta claro que el tejado de la trinchera no aguantará una fuerte nevada. La opción es la de limpiar la nieve de techo constantemente, si ello es necesario.
Podemos buscar un buen árbol que nos dé cobijo debajo de sus ramas. Si es necesario podemos colocar más ramas contra el árbol con el fin de construir una pequeña tienda que nos proteja de la posible lluvia o nieve. Si es necesario podemos encender un fuego para calentarnos.
Si por el contrario no queremos vivaquear, hagamos todo lo posible para evitar tal situación:
Si el vivac es inevitable, o premeditado, ya solo queda disfrutar. Es algo que recordaremos toda nuestra vida.
Tienda web: www.barrabes.com
Tiendas Barrabes: Barcelona, Benasque, Jaca, Madrid O'Donnell, Madrid Ribera de Curtidores, Zaragoza.
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