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Javier Rodríguez Bodas: Aneto, Perdiguero, Posets y Perdido en 24 horas y 3 minutos

Javier Rodríguez Bodas enlaza Aneto, Perdiguero, Posets y Monte Perdido en poco más de 24 horas.

Javier Rodríguez Bodas, hacia el Aneto por Coronas. Foto: Carlos Galera
Javier Rodríguez Bodas, hacia el Aneto por Coronas. Foto: Carlos Galera

Fuente: Miguel Caselles / Fotos: Carlos Galera y Antonio Alcalde

El veterano corredor y esquiador madrileño Javier Rodríguez Bodas se ha probado a si mismo en el Pirineo, y ha conseguido ascender superando en apenas 3 minutos las 24 horas las cumbres del Aneto (3.404m), Perdiguero (3.221m), Posets (3.369m) y Monte Perdido (3.355m). 110 kilómetros de recorrido y algo mas de 9.500 metros de desnivel positivo -y una cifra muy similar de desnivel negativo.

Un nuevo reto para el que ha tenido que planificar, y mucho, la actividad de principio a fin: estudio exhaustivo del recorrido, gestión de horarios, tramos nocturnos, equipación, avituallamiento, vías de escape si la actividad se complica, comunicación e instrucciones con el equipo de apoyo y todo lo que una vez en acción evite perder tiempo. Porque parar el cronómetro en horarios de récord es directamente proporcional a lo razonado y entrenado sobre el propio terreno antes de dar la primera zancada.

Descendiendo por el glaciar del Aneto. Foto: Carlos Galera
Descendiendo por el glaciar del Aneto. Foto: Carlos Galera

Aneto, Perdiguero, Posets, Monte Perdido en 24 horas

Aneto, Perdiguero, Posets y Perdido son 4 montañas que, por si solas, son el propósito de cualquier montañero, y si las unimos tendremos de un gran desafío que supondrá entre 5-6 días días de intensa actividad montañera, utilizando refugios para dormir y reponer fuerzas. Evidentemente, si la apuesta es ascender los cuatro picos en un solo día, hablamos de un reto dirigido a corredores alpinos de primer nivel. Ese es la idea que Javier Rodríguez Bodas llevaba tiempo cavilando y que el pasado domingo, 26 de julio, hizo realidad estableciendo un tiempo de 24 horas, 3 minutos y 47 segundos, que a partir de la fecha será el tiempo de referencia para quienes quieran repetir el reto.

En la cima del Aneto. Foto: Carlos Galera
En la cima del Aneto. Foto: Carlos Galera

Como comentaba Javier el día previo, “se trata de un recorrido muy exigente que no solo implica correr rápido, hay que avanzar por eternas pedreras, caos de grandes bloques, aristas expuestas, trepadas, tramos de glaciar, neveros… en un ambiente de alta montaña con grandes desniveles y zonas en las que es fácil perder el trazado”. Según sus estimaciones, “aproximadamente el 35% del recorrido es más o menos ‘corrible’ mientras que el restante 65% es terreno técnico en el que hay que desenvolverse con agilidad y fuerza, tanto en las fuertes subidas como en las bajadas más técnicas”.

En el puente de Mahoma. Foto: Carlos Galera
En el puente de Mahoma. Foto: Carlos Galera

Un reto a la altura de Javier, en cuyo historial en zapatillas despuntan primeros puestos en todas las modalidades del UTMB y en diferentes temporadas del circuito de la ISF. También compitiendo como miembro del equipo madrileño de esquí de montaña. A lo que hay que añadir su vertiente de entrenador y técnico de esquí de la FMM y la FEDME.

Llegando a la cumbre del Perdiguero. Foto: Carlos Galera
Llegando a la cumbre del Perdiguero. Al fondo, Posets. Foto: Carlos Galera

Recorrido bien estudiado

Tras varias salidas previas buscando el mejor trazado de enlace entre cumbres y familiarizarse con los senderos e hileras de hitos para no perderse, pues una parte importante del recorrido transcurre de noche, el reto quedó plasmado sobre el papel.

Javier tenía su plan bien diseñado y como equipo de apoyo contaba con Carlos Galera (acompañante en el Aneto y el Perdiguero), Antonio Alcalde (acompañante de Chisagües a Monte Perdido) y Maribel Martín de la Iglesia (logística, seguimiento y avituallamientos). Los tres, corredores y esquiadores de montaña con un contundente palmares deportivo. Solamente quedaba pasar de la teoría a la práctica y ver si, como pensaba Javier, era capaz de romper la barrera de las 24 horas.

Panorámica desde la cumbre del Posets. Foto: Javier Rodríguez Bodas
Panorámica desde la cumbre del Posets. Foto: Javier Rodríguez Bodas

Javier puso en marcha el cronómetro en el parking de Plan de Senarta a las 6:53h (no quiso utilizar el bus lanzadera hasta el puente de Coronas), hizo cumbre en el Aneto, bajo al Hospital de Benasque, se adentró en el valle de Remuñe hasta alcanzar la cima del Perdiguero, descendió al refugio de Estós, pasó por la cumbre del Posets, patinó por sus neveros en busca del refugio de Biadós, siguió el GR-11 hasta Pineta y, para finalizar, los mas de 2.000m de desnivel positivo vertical desde el final del valle de Pineta hasta tocar el vértice geodésico de Monte Perdido poco después del amanecer, a las 6:57h. En total..24 horas y tres “sarcásticos” minutos.

Ambiente roto en gran parte del recorrido: bloques, pedreras, nieve, hielo
Ambiente roto en gran parte del recorrido: bloques, pedreras, nieve, hielo

La frontera de las 24 horas

Tras concluir la aventura Javier comentaba con buen humor, “dentro de lo que cabe físicamente me encuentro bien, exceptuando el machaque de los pies y un golpe que me he dado con un bloque en el tibial. Sonaba bien bajar de 24 horas pero sabía que era difícil… por eso después de 110 km y 9.500 m de desniveles positivos, quedarte a tres minutos te deja con una risa floja. El cronómetro no entiende de ‘peros’… pero si que es cierto que de no haberme perdido de noche un par de veces antes de entrar al glaciar de Monte Perdido la barrera de las 24 horas habría caído. ¡ Así hay más motivación para quienes quieran repetir este reto!”

Amanece llegando a la cumbre del Perdido, ya mas arriba del glaciar norte. Foto: Antonio Alcalde
Amanece llegando a la cumbre del Perdido, ya mas arriba del glaciar norte. Foto: Antonio Alcalde

Una actividad deportiva de tal magnitud que, al igual que otras aventuras similares en las montañas, afortunadamente no la encontraremos en ninguna competición organizada y masificada. Dibujar sobre la silueta de las montañas una idea y llevarla a cabo en el menor tiempo posible es un clásico de cualquier corredor de montaña. Un reto personal, ya sea para si misma, o para fijar un horario público y competitivo que anime a otros a intentar rebajarlo.

Cima de Monte Perdido. Javier Rodríguez Bodas, Antonio Alcalde
Cima de Monte Perdido. Javier Rodríguez Bodas, Antonio Alcalde.

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